El Amanecer del Hombre









Reformulando el estado planetario, tomó entre sus manos antiguas la masilla y contorsionó ambos lados para crear una figura tan pavorosa y grotesca, que de sus ojos brotaba aquel suave pero grisáceo halito de desesperación mortuorio, que pocas veces se experiencian al abrir un ataúd descompuesto por la humedad o al exponerse largas horas al efluvio ulcerado de la resina... esa misma esencia, sahumerio de monomanía y demencia, plasmó el aspecto de la criatura de masilla... cayó de sus manos producto del pánico... se precipitó mil pies en caída libre a tierra sólida, luego de cruzar mil mundos y mil Edades... hasta llegar a su tiempo de nacer... he ahí, entonces, el amanecer del Hombre.